3.3 millones de niñas, niños y adolescentes son víctimas de trabajo infantil (ENTI, 2019)
Este problema ha ido en aumento en los últimos años, en 2015 existían 2.4 millones de niñas, niños y adolescentes que realizaban trabajo infantil, para 2017 esta cifra subió a 3.2 millones y en 2019 alcanzamos la cifra de 3.3 millones (2 millones de niños y 1.3 millones de niñas). Cabe destacar que 1.5 millones de niñas, niños y adolescentes, entre los 5 y 17 años, realizan quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas, 51.3% son niñas y 48.7% son niños.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), durante la pandemia, en México 628 mil niñas, niños y adolescentes abandonaron sus estudios, producto de la crisis económica, la falta de ingresos familiares suficientes y ausencia de bienes y servicios que les permitieran continuar con estos a través de la modalidad a distancia. Estas niñas, niños y adolescentes se encuentran desprotegidos ante una realidad que los obliga, a ellos y sus familias, a priorizar un ingreso económico por sobre sus derechos, esta situación lejos de ser atendida de manera apropiada por el Estado, ha sido ignorada, son escasos los esfuerzos y recursos que se destinan a atender el problema, provocando que cada vez más niñas, niños y adolescentes ingresen al mercado laboral de manera prematura, atentando contra sus derechos en varias esferas y ámbitos.
Uno de los principales problemas para prevenir y combatir el trabajo infantil es que este es visto como una forma de preparar a las niñas, niños y adolescentes para la vida adulta, lo que provoca que sea aceptado socialmente e incluso promovido por las propias familias, muchas veces priorizando actividades basadas en roles y estereotipos de género; sin embargo, es necesario mostrar que el trabajo infantil tiene consecuencias físicas, psicológicas y educativas para las niñas, niños y adolescentes como lesiones, amputaciones, intoxicaciones, envenenamiento, insolación, estrés, baja autoestima, traumas, embarazo infantil, bajo rendimiento escolar, deserción, ausentismo, violencia sexual, matrimonio infantil, mencionando solo algunos de los ejemplos.